Una tesis de la UEx aborda la contemplación del sueño y el papel de las bellas durmientes
El investigador Francisco Javier Jiménez Bautista es el autor
06/07/2018. Cum Laude es la nota que ha obtenido Francisco Javier Jiménez Bautista, alumno de posgrado de la Universidad de Extremadura, por su tesis “Mujeres dormidas en la literatura. Estudio Tematológico”. Con ese título, el autor homenajea y se refiere a la imagen que todos tenemos en la cabeza y a las historias que aprendimos de pequeños al escuchar cuentos de hadas como el de “La bella durmiente”.
Dentro del programa de doctorado “Lenguas y Culturas” de la UEx, Jiménez Bautista ha realizado un análisis de la escena de mujeres dormidas y ha definido el término «escena» desde La Tematología, que se refiere tanto al estudio comparado de temas y mitos literarios como a la investigación teórica sobre los mismos.
El origen de la investigación está en la comparación de textos líricos y narrativos y en el análisis de personajes como objeto de contemplación. Esos textos tienen en común la figura de la mujer dormida y el sujeto que las contempla. Ese acto se convierte en devoción porque el amante la ve como otra, lo que desencadena una serie de elementos reiterados en torno a la descripción de la dormida (luminosidad, respiración y el cabello) y en torno al contemplador (síndrome de Tántalo y angustia). En palabras del autor “El amante contempla a su amada como si fuera un acto religioso, el erotismo contenido provoca en la escena un ambiente solemne y ritual. La contemplación lleva al amante a un estado de incertidumbre sobre su propio yo, el sueño es el motor de una reflexión casi metafísica”.
En el cuento, la bella durmiente del bosque se despierta cuando el príncipe la salva del sueño con el beso. Pero realmente no es lo que sucede en los textos analizados. El sueño ejerce un poder sobre el contemplador que le impide despertar a la mujer. La ausencia del beso sitúa a los contempladores en un escenario donde piensan, reflexionan y se atormentan al verse fuera del sueño de la amada.
La escena de dormidas se erige como ejemplo del concepto teórico de escena y esta comprende un conjunto de motivos reiterados en torno a un eje temático y que funcionan solidariamente como si fueran un sistema, protagonizado por personajes y que tiene unidad de espacio y tiempo reducido. “La escena ha de ser universal, ya que transita por géneros literarios, lenguas y movimientos, adaptándose a las modas y estilos del momento, así como por otras expresiones artísticas como la pintura y la escultura”, comenta Jiménez Bautista.
El corpus de dormidas, investigado por Francisco Javier Jiménez Bautista, es muy amplio. Entre los textos narrativos, el autor destaca la novela del nobel japonés Yasunari Kawabata, “La casa de las bellas durmientes”, en la que la contemplación del sueño es el eje central del relato. Como homenaje a esta, Gabriel García Márquez escribe “Memoria de mis putas tristes”. Como ejemplos de escenas, que forman parte de novelas o relatos, Jiménez Bautista resalta “La piel de zapa”, de Honoré de Balzac, y “Los muertos”, de James Joyce. “En ellas, la escena está viva. Las últimas novelas de Mario Vargas Llosa y de Luis Landero también contienen escenas de dormidas”, apunta el investigador.
En cuanto a los textos líricos, que mejor representan la esencia de la escena de dormidas, se encuentran el poema Berceuse, del “Diario de un poeta reciencasado”, de Juan Ramón Jiménez, y “Amorosa anticipación”, de Jorge Luis Borges. Pero también hay otros magníficos ejemplos en obras de Octavio Paz, Vicente Aleixandre, Pedro Salinas, Goethe, Propercio, Stéphane Mallarmé, Julio Cortázar… En su tesis, Jiménez Bautista cita más de cincuenta poemas pero, según sus palabras, esa lista no para de crecer.
Para finalizar, y como conclusión personal del autor a su estudio: “Los novelistas escriben sobre la vida y sus experiencias, pero las revisten con literatura: Los escritores son lectores y verbalizan sus experiencias con clichés aprendidos. El análisis de los textos de dormidas demuestra que el germen de la escena puede estar en una experiencia vivida, pero el autor o autora la visten con los mismos ropajes que han leído y aprendido, a veces, sin tener una intención expresa. La tradición es más potente que la vida a la hora de escribir”.
Contacto con el autor: Francisco Javier Jiménez Bautista fjimenezys@alumnos.unex.es