José María Maestre: “Nos encontramos en una de las encrucijadas más importantes, si no la más peligrosa, de nuestra existencia”
El catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz y presidente nacional de la Sociedad de Estudios Latinos participa esta tarde, junto a los catedráticos de la UEx Luis Merino y María Luisa Harto, en el “Diálogo sobre la Humanidad y las Humanidades ante la Revolución 4.0” organizado por el Observatorio de Humanidades y Tecnología
17/05/2021. José María Maestre Maestre fue elegido para comparecer como experto, por la rama de Humanidades, en la ponencia del Senado de Estudio sobre la Adopción de una Regulación de las Nuevas Realidades Tecnológicas, Disruptivas y Sociales, en el ámbito de la Inteligencia Artificial el pasado 21 de abril. Maestre es catedrático de Filología Latina de la Universidad de Cádiz, presidente nacional de la Sociedad de Estudios Latinos y director del Instituto de Estudios Humanísticos.
Participa en la tarde de este lunes junto a los catedráticos de Latín de la Universidad de Extremadura Luis Merino Jerez y María Luisa Harto Trujillo en el “Diálogo sobre la Humanidad y las Humanidades ante la Revolución 4.0”, organizado por el Observatorio de Humanidades y Tecnología (OHT), del que forma parte la UEx a través del Vicerrectorado de Extensión Universitaria. La actividad consistirá en un diálogo a tres bandas en el que se analizarán cuestiones de máxima actualidad sobre el papel del hombre y de las humanidades ante los retos que plantea la sociedad tecnológica.
Cada vez que hay una reforma de una ley educativa, la última la LOMLOE, se cuestiona el peso que las Humanidades deben tener en la educación. ¿Por qué es necesario estudiar latín y griego en los institutos?
En los últimos años soplan contra las Humanidades fuertes vientos de utilitarismo económico y tecnológico. Esa es la razón fundamental por la que desde la restauración de la democracia en nuestro país los estudios humanísticos se ponen en duda. Pero debemos aprender del logotipo del Instituto de Estudios Humanísticos, que tiene su sede en Alcañiz y tengo el honor de dirigir: una caña, símbolo de esa hermosa ciudad turolense, bordeada de la inscripción FLECTIMVR, NON FRANGIMVR VNDIS (“Nos doblamos, pero no nos partimos con el temporal”). Las Humanidades se “doblarán”, pero no se “partirán”.
La propia inscripción en latín que acabo de citar nos hace ver ya la conveniencia de conocer la antigua lengua del Lacio por su enorme valor cultural. Pero a esa importante razón hay que añadir, de una parte, que en latín están escritos miles de documentos y obras fundamentales para nuestra cultura desde la Antigüedad hasta el siglo XIX y, de otra, que el latín es la madre del español y de las demás lenguas romances y que, por ende, su aprendizaje resulta fundamental para poder expresarnos con corrección y sabiendo el origen de la mayor parte de los vocablos de nuestro idioma. El griego es, además, una lengua de cultura imprescindible para entender nuestra civilización actual y no ya desde la perspectiva literaria, sino también desde el pensamiento. Y esto sin olvidar los numerosos términos técnicos procedentes de esa lengua que nos ha transmitido el latín.
El 21 de abril de este año compareció ante el Senado en la “Ponencia de estudio sobre la adopción de una regulación de las nuevas realidades tecnológicas, disruptivas y sociales. ¿Qué postura defendió?
Permítame que, antes de contestar a su pregunta concreta, le exprese mi agradecimiento al Senado de España por el gran honor que me confirió al invitarme a esa Ponencia sobre Inteligencia Artificial. Tengamos en cuenta, además, lo que supone para el Presidente Nacional de la Sociedad de Estudios Latinos y Director del Instituto de Estudios Humanísticos hablar en ese venerable edificio precisamente el 21 de abril, aniversario de la Fundación de Roma.
En cuanto a su pregunta concreta resulta fácil imaginar cuál fue la postura que defendí a la luz del dilema en el que se encuentra el ser humano ante la Cuarta Revolución Industrial. O el Hombre humaniza las máquinas o las máquinas automatizan al Hombre. Y, como es lógico, hay que preservar al ser humano.
En la actividad incluida en el Observatorio Humanidades y Tecnología, que celebramos hoy lunes en Cáceres, conversará con nuestros profesores de Filología Clásica Luis Merino y María Luisa Harto. ¿Cómo deben impregnar las Humanidades a esa inteligencia artificial latente en la Revolución 4.0?
Es claro que nos encontramos en una de las encrucijadas más importantes, si no la más peligrosa, de nuestra existencia. Serán muchas las Escilas y las Caribdis entre las que tendrá que navegar la nave de la Humanidad en el proceloso mar de la Cuarta Revolución Industrial. La irrupción de la era digital traerá múltiples problemas de tipo socioeconómico, éticos y legales de los que la Humanidad no podrá salir airosa si no es aferrándose a las Humanidades. Nil nouum sub sole (“Nada hay nuevo bajo el sol”). Debemos aprender del pasado, pues el mismo encierra claves fundamentales para enfrentarnos a los distintos y futuros problemas. Y la principal de esas claves es no perder de vista que, ante todo, somos Humanos y preservar lo que nos distingue y nos distinguirá siempre de las máquinas, nuestra imaginación y capacidad creativa.
En la situación de pandemia actual sin duda las Humanidades han contribuido a sobrellevar mejor las restricciones y las limitaciones de derechos, con su punto álgido durante el obligado confinamiento. ¿Alimentan el alma las Humanidades?
La lectura es, sin duda alguna, la mejor terapia para combatir el confinamiento. Eso lo sabía muy bien Giovanni Boccaccio cuando escribió el Decamerón para solazar a sus contemporáneos en aquellos nueve años que duró la Peste Negra que asoló Europa desde 1346 a 1353. Como sucedió entonces y conozco muy de cerca por haber descubierto y estudiado un importante litigio de aquella época, el actual desastre humanitario ha traído un ingente número de problemas jurídicos, como nos hace ver el reciente libro 2020, el año de la pandemia de la COVID-19, que acaba de sacar a la luz mi querido colega y amigo Vicente Álvarez García, catedrático de Derecho Administrativo de la UEx, a quien desde aquí agradezco su generoso envío. Coincido con él en que los errores cometidos nos serán muy útiles para el futuro, lo que de nuevo nos lleva a la idea ya expuesta de la necesidad de aprender siempre del pasado.
Respecto a la pregunta de si las Humanidades alimentan el alma, la respuesta es obvia: en un mundo condenado a pasar del “negocio” al “ocio” por la entrada de los robots lo único “productivo” será que el ser humano se dedique cuantas más horas pueda a cultivar el espíritu y a facilitar de esta forma la construcción de un mundo más justo en el que las Humanidades devuelvan al ser humano su Humanidad.
En un panorama político, social y económico a escala internacional lleno de controversias, ¿cómo desde las Humanidades se puede ayudar a la empatía y a la reflexión?
Las palabras “cibernética” y “gobierno” proceden ambas de un mismo verbo griego que significa “dirigir una nave”. Desde esa óptica resulta fundamental que nuestros dirigentes tecnológicos y políticos tengan grandes conocimientos de Humanidades para hacer que la nave de la Humanidad no se estrelle contra los mil y un escollos que tendrá que atravesar en ese proceloso mar de la Revolución 4.0. El propio Instituto Tecnológico de Massatchusetts insiste en la idea de que los tecnólogos tengan también grandes conocimientos de humanísticos. Lo que nos une a todos los seres humanos es nuestra “Humanidad” y ella ha cristalizado de una forma especial en las “Humanidades”. De ahí que estas constituyan un tesoro de incalculable valor para solucionar con la empatía necesaria los problemas socioeconómicos y éticos que acarreará el Humanismo Digital o el Transhumanismo. Y de ahí que ellas contengan igualmente las claves necesarias para hacer las necesarias “reflexiones” ante la variada problemática que surgirá.
Maestre, ¿algún aspecto más que quiera destacar?
Debo terminar esta entrevista con dos cosas fundamentales. En primer lugar, quiero poner de relieve la idea que encierra el título latino de mi intervención: Homo, non deus ex machina. Cuando en el Teatro de la Vida lleguen los graves problemas que ocasionará la Cuarta Revolución Industrial, el ser humano debe tener claro que, frente a ese hombre disfrazado de dios que hacía bajar al escenario una máquina para solucionar los conflictos en el teatro grecorromano, lo que debe bajar de la máquina es el propio Hombre con sus valores intrínsecos a su Humanidad. Si lo que baja al escenario es un hombre que se cree un dios, sin serlo, su falta de “humildad”, esto es, de contacto con la “tierra” (téngase presente que humilitas deriva, como homo y humanus de humus) llevará a estrellarse a la nave de la Humanidad. Pero si, por el contrario, el Hombre salvarguarda en esos críticos momentos, como debe, su condición de Ser Humano, todo se podrá resolver fácilmente.
En segundo lugar, quiero terminar expresando mi agradecimiento al Observatorio de Humanidades y Tecnología (Universidad de Extremadura; Universidad de Navarra; Universidad Nacional de Educación a Distancia; Universidad Politécnica de Valencia; y Santillana), al Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la UEx y a la Diputación de Cáceres y, más concretamente, a Juan Carlos Iglesias Zoido, vicerrector de Extensión Universitaria, Francisco García Fitz, director del Servicio de Publicaciones, y a los dos interlocutores de mi “diálogo”, Luis Merino Jerez y Luisa Harto Trujillo, catedráticos de Filología Latina de la UEx, su apoyo incondicional a este acto y sus impagables muestras de amistad desde hace tantos y tantos años.