La fertilización con sulfato de zinc permite aumentar su rendimiento y niveles en diferentes cultivos extremeños
Es la principal conclusión de un estudio llevado a cabo en la UEx en el que se ha empleado este fertilizante en brócoli y bimi
11/09/2020. Los micronutrientes son sustancias esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Se denominan así debido a que las cantidades requeridas son menores de 50 miligramos al día. Uno de ellos es el zinc, cuya importancia es fundamental ya que entre otros atributos refuerza el sistema inmune, ayuda a evitar una mayor degeneración neuronal, estimula la regeneración de los tejidos, es un antioxidante encargado de reducir el envejecimiento o es clave en el desarrollo embrionario. Además, es también esencial para animales y plantas, en las que mejora el crecimiento, y por ende, su producción.
A pesar de su importancia, en la actualidad la deficiencia de zinc afecta a más del 30% de la población mundial, siendo una de las deficiencias de micronutrientes más comunes, debido fundamentalmente a la escasa ingesta de alimentos que contienen suficiente Zinc. Aunque dicha deficiencia es más común en aquellos países con ingresos bajos, también se encuentra en países cuya renta per cápita es superior, como el caso de España. Como ha detallado la investigadora principal María José Poblaciones “el problema radica principalmente en que muchos suelos agrícolas presentan niveles bajos de zinc y por tanto los cultivos que crecen en ellos no poseen una cantidad suficiente en el mismo”.
Por ello, desde la Escuela de Ingeniarías Agrarias de la Universidad de Extremadura se está llevando a cabo una línea de investigación cuyo objetivo es aumentar la cantidad de zinc en el cultivo del brócoli, cultivo que ha multiplicado su superficie en los últimos 10 años hasta alcanzar las 5.000 ha, y en el novedoso bimi®, una hortaliza creada en 1993 por hibridación natural entre el brócoli y una variedad de col oriental llamada Kai-lan, de gran calidad nutricional y que podría cultivarse en Extremadura en las mismas condiciones que el brócoli, alcanzando un precio en mercado muy superior. Para ello utilizan una técnica llamada biofortificación agronómica, que consiste en fertilizar un cultivo con el elemento que queramos, zinc en este caso.
El fertilizante utilizado es el sulfato de zinc por su eficacia ya ampliamente contrastada, y se aplica mediante tres formas diferentes al inicio del cultivo mediante la aplicación de 50 kg por hectárea, ya que “al aplicar zinc al suelo la planta lo va a tener desde el principio y va a crecer mejor con lo que se consigue un mayor rendimiento”, subraya Angélica Rivera, quien está desarrollando su Tesis doctoral en esta temática. Segundo, durante la floración mediante la pulverización foliar de 4 kg por hectárea diluido en 800 litros de agua y en este caso “la aplicación busca aumentar la acumulación de zinc en la planta más que el aumento del rendimiento”; y, tercero, mediante la combinación de ambas aplicaciones para aunar las potencialidades de ambas.
Gracias a este proyecto se ha podido comprobar como la aplicación combinada suelo más foliar ha provocado un aumento medio en la concentración de zinc de hasta un 40% y en el rendimiento de un 10%. Han corroborado como el bimi® posee además mayores contenidos de hierro, calcio y magnesio que el brócoli. Los investigadores afirman, “seguiremos trabajando en este nuevo híbrido para comprobar que se adapta perfectamente a nuestras condiciones de campo, además de en la biofortificación para mejorar la dieta y por tanto, la salud de los extremeños”.