La formación en economía y la ayuda a la burocracia, factores clave para el emprendimiento académico

Las mujeres continúan teniendo más trabas para poner en marcha empresas dentro de la universidad
18/05/2020. Un equipo de profesores de la Universidad de Extremadura está analizando qué factores son los determinantes para que las instituciones académicas cumplan con el objetivo de devolver a la sociedad los fondos invertidos en ella. La necesidad de contar con una universidad transparente, conectada con el tejido empresarial y que aporte soluciones reales a los principales problemas siempre ha sido una reivindicación a la hora de juzgar el papel de las universidades y su financiación.
Precisamente, lo que intenta aclarar esta investigación de la Universidad de Extremadura es saber “cuáles deben ser las condiciones idóneas para que todo aquello que se investiga en la universidad acabe beneficiando a la sociedad en forma de empresa, patente o acción social”, aclara Francisco Vega, uno de los miembros del Grupo Extremeño de Marketing y Dirección de Operaciones (M@rkado). “Se trata de hacer rentable para la sociedad todos los recursos que cede a la universidad, devolverle su aportación y acabar con la torre de marfil que parecen ser las universidades”, señala Vega. Este debate es de ámbito mundial porque en cualquier país del mundo se espera que su universidad tire del carro en el crecimiento económico o del empleo y lidere las soluciones tecnológicas e innovadoras, a juicio de este especialista.
Crear empresa desde la universidad
Cuando un docente o investigador decide dar el paso y convertirse en emprendedor en el seno de su universidad es cuando comienzan a hacerse visibles todas las trabas administrativas y burocráticas, que en muchos casos cercenan el espíritu de poner en marcha una spin off o iniciativa empresarial. Y es además cuando salen a relucir los factores que propician el éxito de cualquier proyecto de este tipo.
El trabajo llevado a cabo por el Grupo Extremeño de Marketing y Dirección de Operaciones, que lidera Francisco Miranda, analiza también las políticas públicas y su influencia en el crecimiento de las empresas académicas. “Esto surge del hecho de que muchas empresas académicas se fundan solo por rellenar una línea más en el currículum destinado a organismos oficiales, pero luego nunca facturan un solo euro en toda su vida, y están ahí, gastando recursos inútilmente”. Básicamente nos preguntábamos de todo el dinero que invertimos, ¿qué parte es la rentable?, ¿cuáles son las políticas o apoyos del gobierno y de las universidades que hacen que una empresa académica crezca?, ¿las subvenciones, la existencia de parques científicos y tecnológicos, la formación empresarial o la ayuda burocrática?
Nuestros resultados muestran que las políticas que mejoran el crecimiento de las empresas académicas son la ayuda en términos de burocracia y las ayudas a la formación, puesto que hay empresas muy buenas desde el punto de vista técnico que surgen como consecuencia de las investigaciones universitarias, pero sus gestores, que suelen ser ingenieros, biólogos o químicos no cuentan con una formación adecuada. Por eso, aquellos que se forman en la parte económica y administrativa hacen crecer sus empresas mucho más rápido y a un mayor nivel, explica Francisco Vega.
Ganar dinero y cuestión de género
Otro factor clave en este proceso es la recompensa económica que tendrá el académico y que, según los miembros del Grupo M@rkado, juega un papel determinante en la motivación del profesor. Esto es contrario a la literatura académica, que tradicionalmente desvincula la posibilidad de ganar dinero de los incentivos que mueven a los emprendedores universitarios, apunta Francisco Vega. Lo cierto es que recibir una “recompensa económica justa y poder incrementar el sueldo” sí está entre los alicientes del profesor que genera una empresa. De hecho, las universidades que son más justas en el momento de repartir los beneficios surgidos de spin offs cuentan con un mayor número de empresas de base tecnológica. Esto es complejo de entender en muchos departamentos donde “está mal visto” que uno de sus miembros quiera ganar dinero y no se dedique de forma exclusiva a la investigación más estrictamente científica, aclara Vega.
Una cuestión estratégica según este análisis de la Universidad de Extremadura pone de manifiesto que si bien las motivaciones de hombres y mujeres en la creación de empresas universitarias son similares, el camino para ellas sigue siendo más difícil. “Hemos constatado que las mujeres tienen todavía una mayor carga de trabajo fuera de su empleo y una menor disponibilidad para poder diseñar y poner en marcha una empresa”, constata el investigador de la UEx. Además, las mujeres son minoría en los ámbitos académicos más productivos desde el punto de vista emprendedor (ingenierías), y tienen mayores dificultades cuando se trata de acceder al crédito de las entidades bancarias, señala Francisco Vega.
La actitud es definitiva
En otro aspecto, sobre los determinantes de la intención de los académicos, hemos descubierto que las habilidades son el primer detonante de la actitud y el control percibido, es decir, que los profesores universitarios que consideran que tienen habilidades para emprender, tienen una mejor actitud para llevarlo a cabo y creen que lo harían mejor. “La actitud, finalmente, resulta como el único determinante de la intención de emprender. Esto es, no basta con tener buenos resultados de investigación ni con tener mucha confianza en uno mismo, sino que lo verdaderamente importante es la actitud hacia el emprendimiento”. Esto es vital, porque algunos investigadores consideran que la transferencia tecnológica no debe ser una de sus funciones, la ven como una distracción de las funciones reales de investigar y enseñar, indica el experto de la Universidad de Extremadura
Este proyecto se inició hace casi 4 años y ha sido elaborado mediante 1.726 entrevistas a investigadores de universidades nacionales. Cuenta con financiación de la Junta de Extremadura.