“La docencia es la vitamina que me saca de las preocupaciones”, Pilar Suárez, profesora de Física Aplicada en la UEx
Si hay algo que podría definir a Pilar Suárez Marcelo es su amor incondicional por su escuela, la Escuela de Ingenierías Industriales de la UEx, y por la docencia que allí imparte. Doctora en Ciencias Físicas porque la Física explica el mundo que nos rodea, Pilar se decantó rápidamente por el trabajo experimental
05/12/2017. Pilar Suárez es investigadora en el Grupo “Benito Mahedero” de Aplicaciones Eléctricas de los Superconductores. La ciencia de los materiales superconductores ha despertado mucho interés en la comunidad científica debido a sus prometedoras aplicaciones tecnológicas. Los superconductores pueden ayudar a evitar la pérdida de energía en el transporte de la energía eléctrica. Todo un hito para la eficiencia energética.
La docencia de la asignatura de Física es, según nos explica Pilar, su vitamina diaria. No es de extrañar que su labor y entrega haya sido reconocida con el Premio a la Excelencia Docente en el quinquenio 2011-2016 y con el Premio a la Trayectoria Docente de Excelencia este año. La Escuela de Ingenierías Industriales es, como ella misma dice, su segunda casa. Discípula de Benito Mahedero, profesor de la UEx y fundador de esta Escuela, ha formado junto con otros cuatro profesores la Asociación para la Fundación “Benito Mahedero” para el desarrollo de actividades culturales (científicas y humanísticas). Porque, Pilar Suárez es, además, una entusiasta de la divulgación científica y tecnológica: le gusta sobre todo la interacción con los más pequeños y está convencida de que esta divulgación es esencial para despertar vocaciones científicas. Seguramente, el ejemplo de la trayectoria profesional de mujeres como Pilar anime a muchas chicas a elegir carreras técnicas.
¿Cuándo te picó el gusanillo por la Física? ¿Por qué Física y no otras ciencias?
En mis primeros años de instituto quería estudiar Filología Inglesa, pero mis padres no podían pagar mis estudios fuera de Badajoz, así que me orienté hacia una carrera de ciencias ya desde 3º de BUP y después cursé COU de ciencias. Dudé entre ingeniería y física, pero pensé, primero la teoría y luego la práctica. Además, la física me explicaba lo que yo veía a mi alrededor. Al final la vida me ha respondido, ya que he desarrollado mi experiencia profesional en la Escuela de Ingenierías Industriales en el Departamento de Física Aplicada.
¿Nos puedes contar qué investigáis bajo el paraguas de “Aplicaciones Eléctricas de los Superconductores”?
Un superconductor es un material que, bajo ciertas condiciones, no pierde energía y, en otras circunstancias, pierde muy poca, mucho menos que un conductor de cobre. Las máquinas eléctricas, ya sean un motor o un transformador, están hechas tradicionalmente con hierro y cobre. Son máquinas eficientes, pero pierden energía. También hay pérdidas energéticas en las líneas de transporte. Imagínate si pudiéramos transportar la energía sin pérdidas, solucionaríamos gran parte del problema energético. Al sustituir el cobre por un superconductor en las máquinas tradicionales se produce un aprovechamiento más elevado de la energía y, a su vez, campos magnéticos muy grandes. Así, hay aplicaciones que serían imposibles sin el uso de superconductores como es el caso de los equipos de resonancia magnética de los hospitales que necesitan campos magnéticos muy elevados. Nosotros, en el grupo de investigación “Benito Mahedero”, incorporamos estos materiales a la Ingeniería Eléctrica.
¿Y en qué líneas de investigación estáis ahora trabajando?
Ahora mismo tenemos varias líneas abiertas, una de ellas está relacionada con aplicaciones de limitadores de corriente superconductores. Se trata de proteger una línea de corriente cuando se produce un cortocircuito. También estudiamos el almacenamiento de energía mediante bobinas superconductoras SMES (Superconducting Magnetic Energy Storage).
¿Qué es lo que te “engancha” de la ciencia y la investigación?
A mí me gusta la investigación experimental, piensas en una hipótesis y, no sin mucho sufrimiento, extraes en laboratorio datos experimentales, después de muchos errores sobre los que hay que ir corrigiendo. Al final compruebas si tu hipótesis es o no válida. Tanto si lo es como si no, estas aportaciones son importantes para el resto de la comunidad científica. También en el mundo de la superconductividad queda mucho por estudiar en el ámbito teórico para conseguir entender de manera fundamental numerosos fenómenos de los superconductores.
Y lo mejor de la docencia es…
Entro en clase y se me olvidan las preocupaciones, no importa el tamaño del problema. He pasado por momentos difíciles en mi vida y la docencia es la vitamina que me saca de las preocupaciones. Además, con los años es una recompensa y un gusto volver a rencontrarte con los que fueron tus alumnos.
En la popular serie de televisión, The Big Bang Theory, el personaje de Sheldon que es físico teórico se burla de los ingenieros ya que no les considera científicos, ¿qué les dices a tus alumnos?
La serie me encanta, incluso la utilizo algunas veces en mis clases. A mis alumnos les digo que Sheldon es un friki y que no lleva razón ya que los pilares de la Ingeniería son las ciencias básicas: Física, Química y Matemáticas.
Por otra parte, la investigación no es la salida más habitual entre los alumnos de la Escuela de Ingenierías Industriales. Hay pocos alumnos interesados en la carrera investigadora, pero si además, no podemos ofrecerles perspectivas de futuro, pues es difícil que una persona investigue solo guiada por el amor al arte.
En 2003, los discípulos de Benito Mahedero creasteis una asociación que lleva su nombre con el objetivo de llevar a cabo actividades culturales y científicas. ¿Qué ha supuesto para vosotros la figura de Benito Mahedero? ¿Qué destacarías de la trayectoria de la Fundación en estos 15 años?
Don Benito es para mí un referente en todos los aspectos de su vida como persona, profesor e investigador. Tanto él como su mujer, Maruja, me aportaron muchísimo como científica y profesora. Benito Mahedero tuvo una gran idea, su proyecto de vida que fue crear la Escuela de Ingenierías industriales. A sus discípulos nos transmitió el amor por esta escuela, para nosotros es como nuestra segunda casa. Los que hemos sido sus discípulos, sentimos la Escuela, vivimos la Escuela y la amamos, de la misma forma que “El Principito” nos explica que amar, a diferencia de querer, es desinteresado.
En la asociación se realizan dos tipos de actividades. Por un lado, las que atienden a la formación integral de los alumnos de la Escuela, de carácter humanístico que no tienen que ver con la ingeniería -conciertos de música clásica, presentaciones de libros, exposiciones de pintura-. Por otro lado, hacemos divulgación científica y técnica fuera de la Escuela, porque hay que transmitir a la sociedad que ser culto es más que saber de humanidades.
¿Por qué te gusta la divulgación científica? ¿Crees que está suficientemente valorada la divulgación científica en la carrera del personal docente e investigador?
Me gusta llevar a cabo divulgación sobre todo con niños pequeños en la primera etapa, ver sus caras de asombro cuando haces experimentos y lo inquietos y poco previsibles que son en sus manifestaciones. En el grupo Benito Mahedero comenzamos esta aventura con la inspiración de la figura de Faraday y sus famosas charlas de Navidad para niños. Siguiendo esa idea, se lo propusimos a la tutora de mi hija y les gustó mucho a los niños. A partir de ahí continuamos con la divulgación hasta ahora.
Este año he descubierto, con el proyecto de “La Ventana de la ciencia” del Servicio de Difusión de la Cultura Científica de la UEx, el mundo de los presos en el Centro Penitenciario de Badajoz. Me ha llamado mucho la atención su motivación, el gran interés y la emoción que manifiestan.
Creo que la divulgación no está suficientemente valorada cuando en realidad lo que estamos haciendo es transferencia del conocimiento. Si todos los investigadores contribuyéramos seríamos mejor entendidos en la sociedad y crearíamos más vocaciones científicas.
Y hablando de vocaciones científicas, según el informe “Panorama de la Educación 2017” de la OCDE, solo el 24% de los graduados en carreras técnicas en España son chicas. ¿Qué valoración te merece esta cifra?
En el pequeño mundo que nos rodea creo que todo el mundo tiene acceso a estudiar lo que quiere, salvo por cuestiones de nota de corte. Quizás es que a las chicas no les atrae lo suficiente estudiar ingeniería, porque en las carreras sanitarias se invierte el porcentaje, las jóvenes con mejores expedientes quieren estudiar Medicina, Farmacia, Veterinaria o Enfermería. Lo interesante sería analizar en qué se fijan las chicas a la hora de elegir una carrera. Ahora, algunos estudios apuntan que a las mujeres nos gustan las carreras que tengan contacto directo con las personas. Sería conveniente convencerlas de que la ingeniería también ayuda y te permite estar en contacto con la gente; solo hay que fijarse en el tremendo trabajo que realizan los ingenieros en el ámbito de la cooperación al desarrollo.