La conservación del ecosistema reduciría el riesgo de desastres
Un curso de verano aborda cuáles son los principales peligros a los que se enfrenta la sociedad contemporánea y analiza la respuesta que ofrecen los distintos actores
23/09/2015. Estudiantes procedentes de España, México, Argentina y Honduras han realizado el curso internacional de verano titulado “La gobernanza del riesgo de desastres”, que dirige el profesor de la Universidad de Extremadura Urbano Fra Paleo.
Este curso virtual, impartido en el Campus Virtual Latinoamericano (CAVILA), ha revisado las dimensiones de los riesgos naturales y tecnológicos en la sociedad contemporánea. En el mundo, están aumentando tanto el número global de desastres, como la frecuencia en la que se producen. Basta recordar el Gran terremoto del este de Japón (2011), las inundaciones de Tailandia (2011), el terremoto de Wenchuan (2008), la inundación de Nueva Orleans (2005), el tsunami del Índico (2004), el terremoto de Bam (2003) o el terremoto de Kobe (1995), todos ejemplos con un gran número de víctimas que afectaron, con enormes daños, a grandes áreas urbanas.
La toma de decisiones
“La toma de decisiones es muy compleja, de modo que los distintos niveles de la Administración tienen responsabilidades. Hay que pensar que en Europa tenemos la Unión Europea, los estados nacionales, los gobiernos regionales y los locales” explica el director del curso. Junto a la Administración, también participan en la toma de decisiones el sector privado y los ciudadanos.
“Sin embargo, la complejidad del riesgo se aborda de forma simple, adoptando políticas de gestión del riesgo reactivas, es decir, reaccionando ante el desastre y preparándonos para responder bien (alerta temprana, planes de protección, servicios de protección civil), mediante la construcción de infraestructuras que controlen las dimensiones de los peligros” destaca Urbano Fra.
Esta estrategia, sin embargo, ha demostrado sus limitaciones en muchas ocasiones, como ocurrió en el tsunami de Japón o en la inundación de Nueva Orleans, cuando las obras que se realizaron no funcionaron.
No obstante, se ha producido un estancamiento en la respuesta de gestión de desastres. Como las medidas reactivas son efectivas (evitan muchas víctimas), no existe motivación adicional para avanzar más en políticas proactivas.
“Sólo el elevado impacto económico de un desastre, el creciente coste de las infraestructuras físicas para controlar el peligro y la falta de recursos financieros públicos pueden servir de ventanas de oportunidad para pensar de otro modo” sentencia el director del seminario.
La gobernanza del riesgo de desastres
La gobernanza del riesgo de desastres entiende el problema de una manera global y compleja, dejando de lado perspectivas simplificadoras que proponen que para un problema sólo hay una solución. “En el riesgo de desastres no hay un problema aislado ni una solución aislada” subraya Fra Paleo. Entiende que los actores del riesgo de desastres son múltiples: el sector público, la sociedad civil, los ciudadanos, el sector privado, los medios de comunicación y el mundo académico. “Cada uno juega distintos papeles y, como ciudadanos, desempeñamos varios papeles, dependiendo de qué función estemos desarrollando en cada momento” manifiesta.
Por tanto, la reducción del riesgo de desastres debe hacerse desde una perspectiva multinivel, multiactor y multisectorial. No son sólo los gobiernos los que adoptan políticas, todos deben asumir que son responsables, tanto de la creación del riesgo, como de evitarlo y reducirlo.
La gobernanza del riesgo defiende que se debe adoptar un enfoque doble, proactivo y reactivo: el primero para evitar y reducir el riesgo y, el segundo, para actuar adecuadamente cuando ocurra un desastre que, en muchos casos, es inevitable. No hay riesgo cero, siempre hay un riesgo residual. La meta de la gobernanza del riesgo es tomar las medidas oportunas para rebajar los niveles de peligro de una comunidad y de la sociedad global, “dado que ya no estamos aislados, nos puede afectar un desastre ocurrido muy lejos de nuestro lugar de residencia” reitera el profesor.
Cómo reducir riesgos
La combinación de estrategias proactivas y reactivas; la adopción de medidas de mitigación estructurales, no estructurales e híbridas, dependiendo del contexto (en áreas urbanas con elevada densidad de población probablemente no haya otra opción que las infraestructuras físicas); el avance hacia formas de gobernanza más participativas en las que se tengan en cuenta los intereses, necesidades y conocimiento de las poblaciones locales, y el cambio de un modelo vertical -arriba abajo- de flujo de información a un modelo multidireccional (ya que todos los actores sociales, incluyendo la población local, tienen conocimientos que pueden no estar siendo tomados en consideración) pueden lograr la reducción significativa del riesgo. “Todos los actores tienen carencias de conocimiento, con carencias en la percepción de los riesgos y de las posibles vías de resolución, incluyendo a los decisores” indica Fra Paleo.
En particular, es necesario reconocer el papel que realizan los ecosistemas en la mitigación de muchos peligros naturales. El deterioro de los ecosistemas no sólo está amenazando la biodiversidad con la pérdida de recursos naturales, sino que provoca la desaparición de servicios ecosistémicos tan básicos como la mitigación de peligros. Por ello, la adopción de estrategias ecosistémicas de reducción del riesgo de desastres cumpliría un triple objetivo: conservar los ecosistemas, reducir el impacto de los desastres y reducir los costes de reducción del riesgo de desastres.